“Encantado de conocerlo, señor presidente”, dijo Kim momentos después mientras estaba sentado junto a Trump, frente a una serie de banderas norcoreanas y estadounidenses, sonriendo ampliamente cuando el mandatario republicano le ofreció un gesto de aprobación.
Con las cámaras de la prensa mundial concentradas en ambos, Trump y Kim ofrecieron una atmósfera inicial de amistad.
“No fue fácil llegar aquí (…) Hubo obstáculos, pero los superamos para estar aquí”, respondió Kim.
Trump y Kim tienen fijado celebrar una reunión individual que podría durar alrededor de dos horas, antes de que se les unan otros funcionarios y almuercen juntos.
Si logran concretar un avance diplomático, esto podría traer un cambio duradero en el paisaje de seguridad del noreste de Asia, de una manera similar a cómo la caída del Muro de Berlín en 1989 cambió a Europa.
Trump fue el primero en llegar al Capella Hotel en Sentosa, una isla turística frente al puerto de Singapur con hoteles de lujo, un parque temático de Universal Studios y playas artificiales.